En el portón occidental de la abacial, una profunda arquivolta con un círculo de medio punto acoge el tímpano del juicio final, una de las obras fundamentales de la escultura románica de la primera mitad del siglo XII.
Fue probablemente construido durante del abadiado de Bonifacio, responsable del monasterio desde el 1107 al 1125, por un escultor que había ya sin duda trabajado en la catedral de Santiago de Compostela.
De 6,70 metros de ancho y 3,60 metros de altura, contiene en su interior ciento veinticuatro personajes en un buen estado de conservación.